lunes, 21 de noviembre de 2011

El Juramento...




Manuscrito bizantino del siglo XI en el que está escrito el Juramento Hipocrático en forma de cruz. Biblioteca Vaticana.

Este hermoso manuscrito dice lo que a continuación traduce:

Juro por Apolo médico, por Esculapio, Higia y Panacea y pongo por testigo a todos los Dioses y a todas las Diosas, cumplir según mis posibilidades y entendimiento el siguiente juramento:

"Estimaré como a mis padres a aquél que me enseñó este arte, haré vida común con él, y si es necesario partiré con él mis bienes.
Consideraré a sus hijos como hermanos míos y les enseñaré este arte sin retribución ni promesa escrita, si necesitaren aprenderlo.

Comunicaré los principios, lecciones y todo lo demás de la enseñanza a mis hijos, a los del Maestro que me ha instruido, a los discípulos regularmente inscritos y jurados según los reglamentos, pero a nadie más.
Aplicaré los regímenes en bien de los enfermos, según mi saber y entender y nunca para mal de nadie.

No daré a nadie por complacencia un remedio mortal o un consejo que lo induzca a su pérdida.
Tampoco daré a una mujer un pesario que pueda dañar la vida de un feto.

Conservaré puros mi vida y mi arte.
No extraeré cálculo manifiesto, dejaré esta operación a quienes saben practicar la cirugía.

En cualquier casa en que penetre lo haré para el bien de los enfermos, evitando todo daño voluntario y toda corrupción, absteniéndome del placer del amor con las mujeres y los hombres, los libres y los esclavos.
Todo lo que viere u oyere en el ejercicio de la profesión y en el comercio de la vida común y que no deba divulgarse, lo conservaré como secreto.

Si cumplo íntegramente este juramento, que pueda gozar dichosamente de mi vida y mi arte y disfrutar perenne gloria entre los hombres.
Si lo quebranto que me suceda lo contrario"




                                                                .Hipócrates.


Aunque la fecha del juramento hipocrático no se sabe con certeza, las opiniones varían a que data entre el siglo VI a V a.C al I d.C. El primer manuscrito conocido en forma no modificada es el Codex MaxianusVenetus (siglo XI) que se conserva en la Biblioteca de San Marcos en Venecia. En la época medieval se introdujeron en él algunas modificaciones, a fin de convertirlo en aceptable por la iglesia cristiana y otras religiones.

El juramento profesional, el primero de los cánones de la decencia médica, era impuesto por el Padre de la Medicina a todos los discípulos de la Escuela de Coos; y por su elevada idea de la dignidad médica, por su concepto de la moral, ha llegado hasta la actualidad como herencia de una reliquia merecedora del recuerdo infinito a su memoria.



El Juramento Hipocrático, mandamientos del ejercicio de la medicina, recibió una ligera modificación:

DECLARACIÓN DE GINEBRA.

(Adoptada por la W.M.A. en su Asamblea General de 1948; revisada en 1968).

En el momento de ser admitido como miembro de la profesión médica, prometo solemnemente consagrar mi vida al servicio de la humanidad; mostraré a mis maestros el respeto y la gratitud que le son debidos; practicaré mi profesión con conciencia y dignidad; la salud de los pacientes será mi primer objetivo; respetaré los secretos que se me confíen aun después de morir el paciente; mantendré por todos los medios a mi alcance el honor y las nobles tradiciones de la profesión médica; mis colegas serán mis hermanos; no permitiré que consideraciones de religión, nacionalidad, raza, partido político o nivel social se interpongan entre mi deber y mis pacientes; mantendré el máximo respeto por la vida humana desde el momento de la concepción; incluso bajo amenaza, no usaré mis conocimientos médicos en contra de las leyes de humanidad. Hago estas promesas de modo solemne, libremente y por mi honor. 


CÓDIGO INTERNACIONAL DE ÉTICA MÉDICA DE LA WORLD MEDICAL ASSOCIATION

(Adoptado por la World Medical Association en su Asamblea General, Ginebra 1948).

Deberes de los médicos en general.

El médico debe mantener siempre las más altas normas de conducta profesional. No debe permitir dejarse influir por meros motivos de beneficio personal.


Se condenan como no éticas las siguientes prácticas:

a) Cualquier autopropaganda, excepto la expresamente autorizada por el código nacional de ética médica.

b) Tomar parte en cualquier plan de cuidados médicos en el que el médico no tenga independencia profesional completa.

c) Recibir dinero en relación con servicios prestados a un paciente, al margen de los honorarios profesionales adecuados, o pagar cualquier cantidad en las mismas circunstancias sin el conocimiento del paciente.

En ninguna circunstancia se permite al médico hacer cosa alguna que pudiese debilitar la resistencia física o mental de un ser humano, excepto por razones estrictamente profesionales y en interés de su paciente. Se aconseja a los médicos que procedan con la mayor precaución al publicar algún nuevo descubrimiento. Lo mismo se aplica a los métodos de tratamiento cuyo valor no esté reconocido por la profesión. Cuando el médico es requerido para que preste declaración o certifique, sólo debe manifestar lo que pueda verificar.

Deberes de los médicos para con el enfermo


El médico siempre debe tener en mente la importancia que posee preservar la vida humana desde la concepción. El aborto terapéutico sólo debe realizarse si lo permiten la conciencia del médico y las leyes nacionales. El médico debe a su paciente lealtad completa y todos los recursos de su ciencia. Siempre que un examen o un tratamiento se escapen a su capacidad, debe solicitar la ayuda de un colega con los conocimientos necesarios.


El médico también debe a su paciente secreto absoluto sobre todo lo que se le ha confiado y sobre lo que conoce debido a la confianza que ha depositado en él. El médico está obligado a proporcionar el tratamiento necesario en caso de urgencia, a menos que se asegure que será proporcionado por otros.

Deberes de los médicos entre sí.

El médico debe comportarse con sus colegas como quisiera que ellos se comportasen con él. Evitará quitarle los enfermos a los colegas y debe observar los principios de “la Declaración de Ginebra”, aprobada por la World Medical Association.

CRISTIANISMO Y MEDICINA

Etica Cristiana en la práctica médica.

La iglesia primitiva, y más adelante la medieval, modificaron el juramento Hipocrático, por ejemplo, sustituyendo las deidades paganas por el nombre de Dios, y adaptando otros aspectos a las enseñanzas cristianas. En siglos posteriores, médicos prominentes como Thomas Browne, Thomas Sydenham y Thomas Percival (y muchos otros en el siglo XIX) escribieron en favor de la aplicación de los principios cristianos a la práctica médica. Un ejemplo reciente de las opiniones expresadas pueden hallarse en el manifiesto siguiente.

MANIFIESTO DE LA CHRISTIAN MEDICAL FELLOWSHIP – 1975.

El ejercicio de la medicina exige algo más en el médico que los conocimientos y las habilidades acumuladas a lo largo del tiempo. El cristiano desea guiarse en sus relaciones personales y actitudes hacia el trabajo por las enseñanzas éticas de Cristo consignadas en la Biblia. Tiene importancia fundamental a este respecto su resumen de la ley moral, inequívoco y perfecto: “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu mente y con todas tus fuerzas... y ama a tu prójimo como a ti mismo” (Marcos I2, 30, 31).

En el manifiesto que sigue a continuación se subrayan algunas implicaciones de este principio para el médico. Ningún cristiano, sin embargo, puede esperar cumplir tales normas sino sobre la base de su redención y reconciliación con Dios en Cristo, y por la presencia del Espíritu Santo en su vida diaria.

Cristo dijo a sus discípulos: “Yo he venido para que tengan vida y una vida más plena.” “Es preferible dar que recibir.” “Gratuitamente habéis recibido, libremente debéis dar”. Somos responsables ante Dios de todos nuestros actos, y por tanto nuestra vida privada y profesional debe adaptarse a las normas de Cristo:

En relación con la vida humana.

1. Reconocer que Dios es el creador, el Mantenedor y el Señor de toda vida.

2. Reconocer que el hombre es único, ya que está hecho “a imagen de Dios”, y que
no puede gozar de salud en su cuerpo y en su mente a menos que viva en
armonía con el mundo que le rodea, que él no debe ignorar ni explotar.

3. Promover un sentido de vocación en el trabajo, por el que los hombres se
sirven unos a otros, y honrar y recomendar la regla del Creador de un día
de descanso cada siete.

4. Mantener el más profundo respeto por la vida humana individual desde su
comienzo hasta su fin, incluyendo al no nacido, al que necesita ayuda, al inválido
y al anciano.

5. Apoyar el matrimonio como un lazo duradero, designado por Dios como medio
para cuidar a los niños, procurar seguridad a la familia y proporcionar estabilidad
a la sociedad.

6. Reconocer que las relaciones sexuales están destinadas por Dios al matrimonio,
y por tanto defender la continencia prematrimonial y la fidelidad conyugal.

En relación con los pacientes.

1. Proporcionar una ayuda efectiva a aquellos que solicitan a nuestra atención médica,
con independencia de su edad, raza, religión, credo político o nivel social, y de
las circunstancias que puedan haber contribuido a su enfermedad.

2. Servir a cada paciente de acuerdo con sus necesidades, subordinando la
ganancia personal al interés del paciente, y negándose a tomar parte en
acciones colectivas que pudieran perjudicarle.

3. Respetar la intimidad, las opiniones y los sentimientos personales del paciente
y guardar sus confidencias.

4. Decir la verdad al paciente en cuanto sea capaz de aceptarla, y teniendo
en cuenta nuestra propia falibilidad.

5. No perjudicar al paciente, utilizando sólo los fármacos y medios que en
nuestra opinión le beneficiarán.

6. Mantener como principio que el primer deber del médico es su paciente,
aunque aceptando totalmente nuestra obligación del promover
la medicina preventiva y la sanidad pública.

En relación con los colegas.

1. Tratar honestamente con nuestros colegas clínicos y administrativos, y cumplir
aquellos requerimientos justos del Estado que no se opongan a estas normas éticas
fundamentales.

2. Trabajar de forma constructiva con los colegas en la investigación científica y en
la formación de nuevos médicos, enfermeras y profesionales paramédicos,
para beneficio de los pacientes y desarrollo de la sanidad mundial.

OTRAS RELIGIONES

Durante los siglos XIX y XX, muchos miembros de las grandes religiones mundiales han recibido formación en medicina occidental. Durante los últimos tiempos ha aumentado considerablemente el número de estos médicos en los países de habla inglesa. Algunas religiones de Asia tienen tradiciones médicas que se remontan al más remoto pasado. Existen ciertos Códigos, apropiados para tales religiones, como por ejemplo “los juramentos del médico hindú” (tomados del “Susruta”), el Código chino del “Canon de Medicina” (dinastía Han 200 a.C. – 220 d.C.), y “Los cinco mandamientos de Chen Shih-Kung” (principios del siglo XVII).

La revisión de las literaturas india, china e islámica revela manifiestos similares, influidos por las religiones respectivas, así como por los conceptos culturales y profesionales de esos pueblos.

Aunque existan religiones, razas, culturas y tradiciones, el Juramento es uno solo; es el deber y el cumplir, la medicina es una profesión de mandamientos, el no cumplirlo no es apto para cumplir las funciones de esta profesión.

Este juramento; se invoca la divinidad como testigo solemne, por el grave ritual en el acto de jurar; porque se afirma la verdad de lo presente; porque se trata de una cosa futura que se promete; porque no sólo se le invoca como testigo sino como juez y vengador del perjurio; y porque el daño recae sobre el mismo perjurador, sin una enmienda ha llegado hasta nosotros: con la misma delicadeza y elevación de sentimientos, con las mismas obligaciones y la misma sanción.

Hipocrático vs Hipócrita


Aquellos incapaces de justipreciar la magnitud de su compromiso, han dejado incumplido su Juramento de Honor, Considerados jure et de juris al margen de la ley moral, "no podrán gozar de la vida, y alcanzar, como médicos, perpetua celebración en la memoria de los hombres" 

La medicina no es un juego, negocio ni aprovechar actos de lujuria o injuria, y guardarse a si mismo el conocimiento, aunque la mayoría cae en tales pecados médicos que se hace difícil de combatir, en este caso:

Mantengamos la fórmula del Juramento de Hipócrates en nuestros actos:

YO JURO en la presencia del Todopoderoso y delante de mi familia, mis maestros y mis colegas que, según mi capacidad y mi juicio, guardaré este Juramento y cada una de sus Cláusulas:

TENDRÉ a todos los que me han enseñado este arte el mismo afecto que a mis padres, y con su mismo espíritu y entrega impartiré a otros el conocimiento del arte médico. Con diligencia seguiré al día los avances de la Medicina. Sin discriminación y en la medida en que ello no ponga en peligro la atención que debo a mis otros pacientes, trataré a todos los que soliciten mis servicios y buscaré, cuando así lo requiera el beneficio de mi paciente, el consejo de colegas más competentes.

SEGUIRÉ el método de tratamiento que, según mi capacidad y juicio, me parezca mejor para beneficio de mi paciente, y me abstendré de toda acción dañosa o malintencionada. Nunca prescribiré ni administraré a ningún paciente, aun cuando me lo pidiere, una medicina en dosis letal, y nunca aconsejaré cosa semejante; ni haré nada, por acción u omisión, con el propósito directo y deliberado de acabar con una vida humana. Tendré el máximo respeto a toda vida humana desde el momento de la fecundación hasta el de la muerte natural, y rechazaré el aborto que destruye intencionadamente una vida humana única e irrepetible.

CON PUREZA, SANTIDAD Y BENEFICENCIA dirigiré mi vida y practicaré mi arte. A no ser que sea necesario para la prudente corrección de un peligro inminente, nunca trataré a mis pacientes ni haré ninguna investigación sobre ningún ser humano sin el válido consentimiento informado del sujeto o de su protector legal pertinente, con tal que la investigación tenga por finalidad la mejora de la salud de ese individuo. A cualquier lugar al que vaya a atender a los pacientes, iré para beneficio de ellos, me abstendré de toda acción voluntaria maliciosa o abusiva, y jamás seduciré a ningún paciente.

TODO LO QUE, CON OCASIÓN de mi práctica profesional o sin relación con ella, pueda ver u oír de la vida de mis pacientes y que no deba ser divulgado, no lo diré a nadie, consciente de que de todo ello deberé guardar secreto.

MIENTRAS GUARDE inviolado este Juramento, que se me conceda disfrutar de vida, y practicar el arte y la ciencia de la Medicina con la bendición del Todopoderoso y el respeto de mis colegas y de la sociedad. Pero si quebrantara y violara este Juramento, que lo contrario sea mi destino.

Compañeros no hay nada mas gratificante que: