sábado, 31 de diciembre de 2011

Un viejo recuerdo, al aire..

Desempolvando algunos recuerdos de hace casi 10 años en el que realicé este cuento para un curso de literatura, y a pesar de mi mala ortografía, tuvo muy buena critica, y siempre trataron de incentivarme a seguir escribiendo,  cosa que nunca hice, siempre una excusa para no hacerlo, pero ya que me he dedicado un tiempo en este medio para expresar algunas cosas, y como el titulo de mi blogger es: ciencia medicina y algo mas.. pues éste entraría en ese "algo mas", aquí no voy a dar recomendaciones, ni criticas, ni enseñanzas, ni tampoco vivencias como tal, solo es algo imaginativo, con sentimiento, y muy fantasioso, que se titula:
"ENTRE TINIEBLAS"

         Una vez, en un mundo místico, lleno de de misterio. Oculto entre tinieblas y sombras, vivía eternamente un caballo; un hermoso animal mitológico, de bello pelaje largo y negro, con ojos rojos y pupilas negras y de un sobresaliente cuerno en su frente, de punta dorada y de casquillos plateados.
         Este ser místico, vagaba por un mundo llamado inframundo, dominado por gárgolas y demonios, caballo impulsado por misterio y honor lleno de odio, obstinado animal que la soledad y maldad envolvía, sirviente del Emperador Demonio, su bucéfalo y corcel para toda batalla durante siglos.
         Un día entre los pozos de lava, esta bestia vio que la más grande de las Gárgolas dejó sus alas, hechas de sombras y conjuros endiablados, alas enormes, negras, con una garra en cada extremo y tres en la parte superior, cada una con punta dorada, -“¡Que bellas alas!” las quiero para mí.- se dijo para sí el animal.
         El Corcel habló con un nomo que viajaba por allí en busca del temible demonio; que penitencia tenía que pagar, antes de que sin alma quedara; el corcel le dijo: -ponme estas alas luego yo me encargo de quitarte la cruel penitencia- El nomo aturdido por la voz tenebrosa quedó pensativo por la gran opción que le dio el corcel.
         Este pequeño Nomo, un poco dudoso accedió a la petición del animal, corriendo el riego de que la Gárgola se enterase de tal hecho y así devorar su cabeza junto con la de su familia, como ha sido por generaciones, y por ello el nomo hizo tal penitencia con el temible demonio (emperador máximo de los demonios), para cerrar el camino entre el territorio de las Gárgolas y los Nomos, siendo este emperador de grandes cuernos encorvados hacia adelante en su cabeza, de ojos grandes y amarillos, de piel escamosa de color rojo, colmillos sobresalientes, orejas puntiagudas, cola con punta de lanza y patas de carnero de pelaje marrón. Eterno enemigo de las gárgolas, una imparable guerra infernal. Una masacre que se ha hecho por generaciones, por honor y dinastías.
         Este Nomo, de pequeña estatura, de orejas grandes y alargadas, cabello largo y blanco, ojos grandes achinados y totalmente negros, boca diminuta, para decir sólo lo necesario (Los conjuros mágicos) ya que su comunicación es telepática este verde pequeño es de caminar encorvado, ayudado con su bastón de colmillo de dragón, sobreviviendo por su magnífica magia, cedió y decidió unir las alas al semblante animal, y entre los conjuros  se fueron uniendo al cuerpo del animal.
         El Nomo volvió a su territorio a salvo y complacido de no volver a ese temible mundo de tinieblas.
         El Corcel tratando de utilizar sus alas; caía, se golpeaba no sabía cómo usarlas, y pensó: -¡hubiese devorado la cabeza de ese Nomo! No puedo con estas alas- y empezó a morderlas.
         En ese instante en uno de los pozos de lava, salió un gran Dragón, con cabeza de de serpiente, enorme y escamoso, verde con delineado amarillo, alas escamosas que lo suspendía en lo alto de la espesa niebla, alumbrado por sus fosas nasales de cuyo orificios brotaba fuego.
         El corcel lo llamó y le dijo: -Ven Dragón, enséñame a volar- el Dragón respondió: -¿El orgulloso y el único de la raza de los  Unicornios, del Emperador Demonio me pide ayuda?  Bueno como desees-
         El Unicornio al pasar de los días aprendiendo a volar, despidió al majestuoso Dragón. En ese instante un ejército de gárgolas se avecinaba al reino de los demonios y en la lejanía y en el espesor de la bruma se veía el gran emperador gárgola, sin alas suspendida por dos gárgolas llevándola y tomada por los brazos, su aspecto era de color negro, de cuya cabeza sobresalían dos cuernos rectos hacia arriba, de ojos blancos, colmillos muy largos y el cuerpo como el de una hiena.
         El caballo al ver esa bandada de Gárgolas, voló hacia el emperador demonio, y le dijo: -Se avecinan la peor de las masacres, entre las dinastías más poderosas del infierno.- El emperador al verle las alas al Corcel le respondió: -¡Ya veo, el por qué, de esta guerra! Pero siempre esperé por ella.- Y pensaba: ¡ ”Seré el más poderoso Emperador del Inframundo”!
         El gran Demonio monta sobre la semblante bestia y reúne todo su ejército y se inicia la cruel batalla.
         La única manera de matar a las Gárgolas es clavarle el tridente de oro y puntas de diamante negro en su pecho; y la manera de las Gárgolas matar a los Demonios es cortarles la cabeza con sus hachas de marfil de Dragón, o también como a todas las razas existentes en este mundo de tinieblas, sacándoles el alma y encerrándolas en una esfera de cristal, allí las almas se desvanecen.
         Estas esferas, les da poder y vida a las más temibles de todas las razas de este mundo, pero con un gran defecto: guiadas sólo por el instinto de cazar almas.
         Y éstas son las Sombras, un manto negro que refleja en el medio una calavera y viéndose dos puntos rojos con los que ven sólo, las oscuras almas de las razas del inframundo, mal que no tiene punto débil, sólo morirá si no tuviese almas con que alimentarse.
         En plena guerra, llegaron sesenta y seis sombras de todo el inframundo, como buitres aprovechándose de las almas que caen en batalla, como carroñeros saciando su hambre, con destellos de alaridos y gemidos; El Corcel cabalgando sobre las cabezas de las sombras, con su jinete que en su mano derecha tiene ese hermoso tridente de diamantes negros y un zafiro en el centro que de conjuros le dio el Nomo para destrozar las hachas indestructibles de marfil de Dragón. Y a su izquierda sostiene un largo bastón, en cuya punta, tiene una calavera de carnero de cuernos retorcidos. Ese trofeo del Emperador, al invadir y masacrar todo el territorio de los Carneronios: seres enormes, robustos, Centauros, pero su rostro era de carnero con enormes cuernos y pelaje blanco como la nieve de los riscos del territorio ya extinto. Tenían tanto poder en los cuernos que al tocar la superficie de algo podrían empujarlo a muchos metros y ese poder perdura aun después de muertos. Y el Emperador Demonio al enterarse de ese poder aun después de muertos, invadió y masacró a toda su especie para tomar ese vigor del mayor carnero, para utilizar su cabeza como arma para protegerse, un escudo envidiable y ligero.
         El unicornio, usando el mágico cuerno como taladro para alcanzar las almas y dejarlas casi muertas, y al caer los cuerpos aprovechaban las Sombras para consumirlas; él, luchando y cabalgando entre las tinieblas, solo decía: -siempre es de la misma manera, tengo alas y solo son utilizadas para luchar; estoy harto de éstas guerras sin sentido, una eternidad que aturde en soledad, soy el único. Todas las razas tienen varios miembros, Los Dragones, las Gárgolas, los Nomos, las Sombras, los Carneronios antes de acabar con ellos, ¡pero yo! Soy solo, no tengo raza, sólo sirvo al Emperador, ¡Solo soy un sirviente mas, y sin origen! Y en ese momento al decir eso, ve rodar entre tinieblas la cabeza de su jinete, degollado por la más pequeña Gárgola, que se escabulló entre la oscuridad y logró llegar hasta la cabeza del Demonio, la Gran Gárgola gritó: -¡Soy la más poderosa de las grandes dinastías, todos vosotros sois mis sirvientes ahora!- mientras el cuerpo sin cabeza caía del lomo del Corcel, en ese instante, estalló un silencio ensordecedor, y luego solo se escuchó un grito, el más espantoso sonido que haya estremecido a todas las razas existentes en el inframundo, un grito de dolor, causado por el cuerno del Unicornio, al atravesar el pecho de la gran Gárgola, al caer todas las sombras se reñían entre sí por el alma de dicha bestia a punto de agonizar.
En ese instante antes de morir la Gárgola dijo en voz quebrantada: -Mi raza asesinó al Emperador  que asesinó a la tuya, el mismo que te hizo su sirviente, Príncipe Unicornio.- En ese instante se escucho el suspiro de las Sombras deleitándose del alma de la gran Gárgola que yacía en el suelo.
         El Corcel, se llenó de un terrible odio y empezó a matar a Demonios y a Gárgolas por igual, extendiendo sus alas entre la niebla y con su cuerno ensangrentado.
 De repente, escucha muy suavemente un bello canto celestial, al ver todas las Bestias a la gran montaña del Nomo; una bella mujer de cabello largo, negro, rizado, de piel tersa y suave, de ojos azules, una perfecta Diva del Mundo de la Luz,  la Diosa más hermosa, que bajó y cruzó el submundo, invadido por cuervos y murciélagos gigantes, dicho mundo basto de árboles caídos y huesos de antepasados del Inframundo y el Mundo de la Luz, un cementerio espeluznante, donde solo pocos entran, casi nadie sale.
Y al llegar al Inframundo su objetivo era darle paz al animal de oscura alma, envuelto en maldad y miseria. La bestia planeaba lentamente siguiendo la dirección de la melodiosa voz; al llegar al lugar aleteó y lentamente sus patas posaron la montaña sagrada del Nomo, aturdido por la dulce voz quedó inmóvil y la diosa cerró sus bellos ojos desplegó sus increíbles alas de ángel y con su mano temblorosa, rozó sobre el cuerno del Corcel y tranquilizó todo odio de su alma. La diva obsesionada por la extraordinaria Bestia lo llevó al mundo de la luz. El imponente Unicornio estaba aturdido por tanta belleza, tranquilidad sonidos celestiales y aire puro; a diferencia del Inframundo que era olor a azufre y putrefacto de cuerpos descompuestos, sonidos de vientos fuertes, con algún rugido de alguna bestia o algún gemido de dolor, sin tranquilidad, solo sobreviviendo entre tanta maldad y miseria.
Al pasar de los siglos, el corcel luego de adaptarse a tal tranquilidad y nobleza, empezó a debilitarse y la pequeña Diva hacia lo posible para que recobrara sus fuerzas, pero el animal empezó agonizar en el corto siglo siguiente; la Diva bajó al inframundo, buscó al viejo Nomo, para ver que conjuros haría para eliminar el terrible mal que mataba al Animal. La bella Diosa logró convencer al Nomo que subiera al Mundo de la Luz, para que con su sabiduría le aclarara que mal le acontecía a la Bestia.
El sabio Nomo, con sus pequeñas manos tomó con fuerza el cuerno del corcel y en ese instante sus ojos cambiaron de color, tornándose grises y su largo cabello se abrió como un abanico, el anciano después de unos instantes inexplicablemente cayó muy debilitado, casi muerto la Diva pidió ayuda a sus hermanas para que atendieran al Nomo, mientras ella seguía al lado de su Corcel, asustada por todo lo acontecido y pensando: -¡Que te sucede! No te quiero perder, te quiero para mí y solo para mí, toda nuestra eternidad y seguir aclarando tu oscura alma. Al instante el unicornio abrió sus tenebrosos ojos, suspiró fuego y se durmió.
Después que el Nomo recobró la conciencia, y levantarse, tomo su bastón, se dirigió hacia la pequeña Diosa, la hizo hincarse y una de sus manos la poso sobre su cabeza y la bella niña abrió sus hermosos ojos azules y sin parpadear comenzaron a brotar lagrimas de dolor. Momento después de irse el Nomo a su montaña Sagrada, ella quedó inmóvil, el único movimiento que hacia su cuerpo era el correr de sus lágrimas en sus mejillas, sus hermanas se asustaron y sacudiéndola con fuerza por sus brazos, no obtuvieron respuesta alguna, la anciana Diosa se acercó y dándole una bofetada le dijo: -¡Ya sabes que va a morir! Ya te he dicho que esa Bestia no pertenecía a nuestro mundo.-
La joven Diosa reaccionó y al acordarse de lo horrible que le había hecho ver el anciano, abrazó a la Bestia que estaba a punto de morir diciéndole: -¡Te amo mi semblante Corcel! Perdóname por no entender que no eres de este mundo y he entendido que en la bendición del amor que es la  deja como fin una maldición, siempre estaré maldita de esa bendición- dijo entre lágrimas con voz temblorosa.
El Unicornio puso su enorme cuerno en la delicada cabeza de la Diva y lentamente abrió los ojos y dijo con lúgubre voz: -Aliviaste mi alma, de tanto dolor y odio, y entre las sombras despreciables del olvido, prefiero la muerte, a vivir eternamente muerto, sólo tengo la dicha de haber amado a la más hermosa Diosa.-
En ese instante su cola se prendió en llamas, junto con sus patas, se levantó y extendió las alas, mientras el fuego lo consumía, hasta quedar sólo una pequeña flama que luego se extinguió.
La Diva llorando y acordándose del terrible mal que había causado: aliviar un alma oscura que nunca aclararía, un corazón negro con sólo sentimientos de matar, odiar y sobrevivir, Un sublime misterio y un manto de maldad que lo arropaba se fue desvaneciendo junto con su vida, consumiéndose en llamas por amor en el Mundo de la Luz.
La obsesión de tener a la bestia para ella, a quién no lo pudo tener eternamente, sólo le quedó el consuelo de poseer su hermoso cuerno negro de punta dorada y el bello recuerdo de tener el semblante Corcel por unos cortos siglos…



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